Tekkon Kinkreet (Taiyo Matsumoto)

Para C.U. que amaba las plantas y habría ayudado a Shiro a plantar el manzano. Gracias por mirar las nubes conmigo e imaginar que paseábamos en ellas.

Cuando el cielo se vuelve negro… como que me pongo un poco triste. ¿Por qué?

Kuro y Shiro son dos niños que viven en ciudad Takara, pasan sus días vagabundeando y metiéndose en peleas con quienes causan alboroto en las calles. Son conocidos como «Los gatos», ya que además de ser ágiles y silenciosos como dichos animalitos, pasan mucho tiempo sobre los techos o postes.

Shiro tiene nueve años y es un niño inocente e imaginativo, la ciudad no lo ha «manchado». Mientras que Kuro, unos años mayor, se siente decepcionado con la vida y usa la violencia como respuesta. Su razón de ser es cuidar y proteger a Shiro, aunque a medida que transcurre la historia se ve que en realidad es al revés. Shiro es más fuerte de lo que parece y Kuro no es tan seguro de sí mismo como cree.

Esta es una obra sensible, con toques melancólicos y cuyo tema central es la amistad. La violencia no se expone de forma gratuita, sino para marcar el ambiente en el que se mueven estos chicos y como recurso narrativo.

La ciudad juega un papel fundamental, es un personaje en sí mismo repleto de referencias, simbolismos (aparecen diversos animales como tortugas, conejos, pingüinos, etc.) e iconografía, pues los carteles están llenos de mensajes y guiños que hacen parte de su idiosincrasia y van a tono con la narración.

Esta ciudad tiene un aire particular. Es como un lugar sacado de un cuento de hadas.

Además, es la fuente de disputas entre los yakuzas, la policía, «los gatos» y un grupo que quiere poner parques temáticos y no dudará en «limpiar» las calles de quienes se opongan a sus deseos. Así, el pasado y el futuro, lo antiguo y lo moderno, los cambios impuestos por un grupo obsesionado con hacer dinero sin importarle el entorno y sus habitantes se dan cita.

Lo que quiero decir es que son las personas que viven acá las que tienen que definir la personalidad de la ciudad.

A la mitad del manga se torna todo más serio y violento. A partir del capítulo 23 el simbolismo es mayor, así como las emociones y acontecimientos que desencadenan la acción.

No corrompas tu corazón, eso sería como morir.

Los personajes están muy bien trabajados, con un par de características, desvelan profundidad y complejidad. Todos marcados en mayor o menor medida por la soledad. Esa esencia muy japonesa de extrañar con resignación lo que fue, aun sabiendo que no se puede revertir.

En mi opinión es un manga para ser leído en la adultez y así realizar las múltiples lecturas de la obra, de otro modo si quien lo lee solo se queda en la superficie caerá en la falacia de encasillarla en «otra historia de chicos violentos del montón». Y nada más lejos de la realidad.

Por cierto, también existe una película del mismo nombre realizada en 2006 en la cual los escenarios están muy logrados, pero no me gusta el diseño de personajes (el estilo de Matsumoto es muy personal y característico) y que recortaran diálogos importantes. Cambiaron el orden de los acontecimientos, entiendo que para que encajen en el lenguaje audiovisual, pero eso transmite un ritmo diferente al planteado en el material original. La recomiendo como complemento al manga que trabaja mucho más a sus personajes (personalidad, vestuario, expresiones faciales)

Sí… sí voy a usar todas mis fuerzas para pelear contra el mal. Fin del comunicado. Cambio y fuera.