Sé que todo el pueblo la tiene como una vieja amargada y cascarrabias pero siempre le estaré muy agradecida por todo lo que me enseñó, por abrir su casa, porque la biblioteca es su casa, y permitirme realizar las prácticas aquí. Cada estante cuenta una historia, su historia. Ella puso su corazón en esto. Podría decirte que esta biblioteca es su alma. No hay un sistema de calificación que alcance para expresar lo agradecida que estoy con ella. ¿5 estrellas? ¿100 puntos? ¿un diez? Es poco. Hay cosas en la vida que no se pueden puntuar, por eso, más allá de ésta calificación que tienes ahora, piensa y quédate con el sentimiento de haberte desafiado a ti mismo y superado. No por unos números, sino por ti.
Ambos dirigieron la mirada hacia el tablón de corcho en donde dos exámenes se encontraban pegados uno al lado del otro, uno estaba calificado con un 4 y el otro con un 10, pero el sentimiento de satisfacción, de todas esas horas aprendiendo, investigando, guiando el estudio, dando ánimo no se podía calificar.
Qué lugares las bibliotecas. Algunas pueden llegar a ser mágicas como esta que describes. Lo que aprendemos en lugares así no tiene precio. Saludos 🙂
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Efectivamente 🙂 esto se me vino a la mente mientras desayunaba, en el fondo (como dije antes) espero que algo de lo que imagino esté pasando verdaderamente en algún lugar. Saludos de vuelta 🙂
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Hola Coremi, me alegra verte de nuevo por aquí 🙂 Ya veo que te encantan las bibliotecas, este no es el primer post que les dedicas. A mi también me gustan, es una lastima que no todo el mundo pueda acceder a ellas. ¡Saludos!
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