La Emperatriz me dijo:
– ¿Por qué tan callada? Di algo, estoy triste cuando no hablas.
Repliqué:
– Contemplando la luna de otoño.
La Emperatriz dijo:
– Ah sí, dices lo que debes decir.
Sei Shōnagon fue una Dama de Honor de la Emperatriz Sadako, en el siglo X, durante el Período Heian. Su diario (que se denominaban de almohada porque se guardaban en los cajones de las almohadas de madera) está plagado de variados detalles sobre el día a día en la corte.
Desde listas de cosas: agradables, desagradables, vergonzosas, que provocan asombro, etc. Hasta episodios ocurridos en el palacio, poemas, costumbres, modales, protocolos, festividades.
Con una prosa elegante, sencilla y poética, la autora nos introduce en un mundo de introspección, observación y recogimiento espiritual (cuando leo literatura japonesa termino relajándome) En donde el lector nota su gran capacidad de observación y atención a los pequeños detalles: abanicos, ropa, paisajes, papel.
También se refleja su carácter, una mujer muy lista y culta que no le gustaba que le hicieran perder el tiempo, altiva y desdeñosa con las clases sociales de rango inferior (aunque no cruel). Y a su vez, alguien que conserva la inocencia y se maravilla con las pequeñas cosas:
«En los cercos de bambú y en los bordes entrecruzados vi jirones de telaraña y donde se habían roto los hilos vi pendientes gotas de lluvia que parecían cuentas de perlas blancas (…)Al aumentar la luz del día, el rocío fue desapareciendo del trébol y de las otras plantas donde antes abundaba; las ramas se agitaron y luego se elevaron a un tiempo como si se hubieran puesto de acuerdo. Luego conté a la gente lo bello que había sido todo eso. Lo que más me impresionó fue que nadie se impresionara.» (50. Recuerdo una mañana clara)
Ha sido un maravilloso viaje entre kimonos susurrantes, jardines y estanques, reflexiones, poesía, y tranquilidad por uno de los períodos más florecientes de la cultura japonesa. Si gustan del país del sol naciente, los invito a leer este libro. Como aliciente les cuento que los mininos eran muy respetados y venerados, tanto así que algunos alcanzaban el grado de nobles (Mandy lo sabe, y por eso se comporta como una emperatriz…ahora todo me queda claro)
Que lectura tan interesante aunque no se si sea mi estilo, no he leído casi nada de literatura japonesa y me imagino que un diario de un periodo distante en Japón no debe ser nada accesible. ¿Te parece una lectura amena o requiere cierta experiencia con ese tipo de lecturas? ¡Saludos!
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Hola Noctua 🙂 es una lectura amena y accesible, está escrito muy bien y como dije repleto en detalles, y de las observaciones cotidianas de la autora. Si lo lees ve sin miedo: tiene también muchas notas al pie para orientar al lector en algunos pasajes.
Saludos y gracias por pasarte y comentar, nos leemos.
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Gracias, lo voy a tomar en cuenta. ¡Saludos!
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Este libro parece una buena medicina contra el estrés. Lo apunto. Saludos 🙂
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Hola Juan, pues sí es un largo poema lleno de luz y tranquilidad. Saludos 🙂
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Que pasada parece ser de estos libros que ayudan a calmarse ya ver las cosas con más perspectiva! gracias por compartirlo! Xd
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Hola Silvia, la novela es como una brisa de primavera. Espero le des una oportunidad, tiene muchas reflexiones de las que sueles publicar en tu blog. Un abrazo 🙂
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